16.11.10

Y así empezamos a hablar de los colores cálidos y fríos.

Discutimos mucho sobre este tema y nos sorprendimos al saber que los fríos no dan frío cuando los tocamos sino cuando los vemos.
Así una chaqueta de color rojo tiene la misma temperatura que una de color azul y una naranjas recién salidas de la nevera son de color cálido.

Una misma imagen de dos colores da una sensación diferente.



Los artistas conocen bien los efectos del color sobre nosotros y saben utilizarlos para engañar nuestros sentidos.

Llamamos frío a un color que nos recuerda a cosas como el hielo, el fondo del mar, la niebla o la hierba. Juntos decidimos que los colores fríos eran los azules, violetas, grises y verdes.





Los colores cálidos (rojos, rosas, naranjas, amarillos y marrones) nos hacían pensar en cosas como el sol, el fuego, la arena o la lava.






Buscamos esos colores en los cuadros de Esteban Vicente e hicimos un nuevo descubrimiento: un mismo tipo de color podía darnos frío o calor.
 Son los colores que resultaban de mezclar un color frío y otro cálido.
Así el verde puede ser cálido o frío según si tiene más amarillo o más azul.
¿Y los morados? ¿Y los naranjas?



Mirando nuestros cuadros nos dimos cuenta de que no podíamos hablar de “rojo”, “gris” o “marrón” sino de “rojos”, “grises” o “marrones”.


Al artista le encantaba crear sus colores, mezclarlos, jugar con uno hasta sacarle el máximo partido… así nos dejó toda una colección de colores llenos de matices que producen en nosotr@s muchas sensaciones.


Pero cuantos más colores conocíamos más complejo parecía ese mundo… y así vimos que algunos  parecían verdes, blancos o morados... pero que al ponerlos sobre una superficie de ese color… ¡parecían azules!



¡También nos dimos cuenta de que un mismo color puesto sobre dos diferentes parecía diferente o al revés!






Y es que con los colores pasa lo mismo que con las personas… uno piensa que es rubio hasta que conoce a una sueca, que es alta hasta que se pone al lado de un jugador de baloncesto… todo depende…







Hablamos también de los nombres de los colores.

Aquellos que están a medio camino: el azul verdoso, el verde grisáceo, el marrón rojizo…




Aquellos que hacen referencia a cosas conocidas: el gris perla, el azul cielo, el rojo fuego…






Incluso pusimos nuestros propios nombres: azul piscina, amarillo pelota de tenis, verde pino…






Y mirando, mirando, nos dimos cuenta de que en los cuadros abstractos también había manchas que parecían más cercanas que otras y comprobamos que Esteban Vicente utilizaba los mismos trucos que en los cuadros figurativos.

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